Se escoge siempre. Siempre. Las personas no sufren las cosas, simplemente las escogen, de forma muy consciente, o de forma deliberada y apresuradamente. Nadie te invitó a la reunión a punta de revolver. Fuiste solita. Y yo también fui. Te quise saludar de manera natural, y lo que salió de mi boca fueron las palabras mas infantiles que pude inventar. ¡Puta que imbécil!. Te miraba de reojo, y no me devolvías la sedienta mirada de hace exactamente ocho años. Como si no supiera que la gente cumple años, y aunque se quiera evitar, hay algo de maduración inminente. Igual no más. Te miraba de reojo, y te mandaba más tallas, más bromas, quería ver hasta dónde podrías estar fingiendo, o simplemente hasta dónde podría yo dejar de sentirme vulnerable o incómodo. Tonto mundial. A punta de pisco me fui alejando del úuuuuultimo jirón de mi adultez adolescente, porque como debo recordar, seré un caliente, pero también ya estoy haciendo, como creo que tu igual, mi vida. Puedo decir que cada cual siguió pasándolo bien sin molestarse.
La amo, creo que uno puede ser muy estúpido en la vida, y dejar las oportunidades irse un rato, o para siempre. Tuve la suerte que lo mío fuese momentáneamente una crisis de identidad mutua. No sé por qué, entonces, me dio la compulsión de comprobarte en mi circuito. Quizá porque eres tan especialmente irritante, o porque en algún momento de mi vida tuve la cabeza igual de desarmada que tú y tus infinitas trancas, con las cuales invades la vida de todos nosotros en la tierra. En serio. Puedo enumerar y clasificar todas las razones por las que ningún varón que se respete podría estar contigo. Obviamente, y siendo realista, que hayas sido infiel a alguien está fuera de eso. Comprendo la formalidad del abandono, y la desesperación. A todos nos ha atacado, aunque algunos hemos hecho frente con un poco de mayor dignidad.
Veo por tus redes que tú a tu vez lo amas, no es mucho de mi gusto, pero parecen ser muy mutuos. No he visto muchas crisis en tu relación, y creo que parte de ello va por tu madurez y porque algunos años no pasan en balde. No creo que sea tu último intento de armar una vida, no eres, a mi parecer, de aquellas niñas que pueden resignarse a lo que tienen por mucho rato. Tal vez por eso cuando uno deja volar en el aire las palabras, y tu las manejas en un juego breve, uno se sorprende de la carta bajo la manga.
Pero algo no me cuadró en un momento.
En serio.
Yo he hablado de palabras y de miradas.
Pero me confunde la reacción del contacto físico. El beso en la mejilla más breve del universo. El abrazo con una sensación de protección. En un momento te puse el brazo en el hombro y no pude mantenerlo. En otro momento, tu mano acarició mi cabeza, tu pie me pateo en son de broma el trasero.
¿Quien es esta niña, o mujer, que fue hoy a San Pedro? ¿Quien es Valeria hoy?¿Quién es Arturo, en mí?
¿Cierro o no la puerta, como cuando nos vimos a solas y con suerte pude quedarme en silencio?
Acaso se han invertido los papeles.....
O es mi mente la que me ha jugado una mala pasada.
2009.-