miércoles, 18 de junio de 2014

Dejá Vu

Se escoge siempre. Siempre. Las personas no sufren las cosas, simplemente las escogen, de forma muy consciente, o de forma deliberada y apresuradamente. Nadie te invitó a la reunión a punta de revolver. Fuiste solita. Y yo también fui. Te quise saludar de manera natural, y lo que salió de mi boca fueron las palabras mas infantiles que pude inventar. ¡Puta que imbécil!. Te miraba de reojo, y no me devolvías la sedienta mirada de hace exactamente ocho años. Como si no supiera que la gente cumple años, y aunque se quiera evitar, hay algo de maduración inminente. Igual no más. Te miraba de reojo, y te mandaba más tallas, más bromas, quería ver hasta dónde podrías estar fingiendo, o simplemente hasta dónde podría yo dejar de sentirme vulnerable o incómodo. Tonto mundial. A punta de pisco me fui alejando del úuuuuultimo jirón de mi adultez adolescente, porque como debo recordar, seré un caliente, pero también ya estoy haciendo, como creo que tu igual, mi vida. Puedo decir que cada cual siguió pasándolo bien sin molestarse.
La amo, creo que uno puede ser muy estúpido en la vida, y dejar las oportunidades irse un rato, o para siempre. Tuve la suerte que lo mío fuese momentáneamente una crisis de identidad mutua. No sé por qué, entonces, me dio la compulsión de comprobarte en mi circuito. Quizá porque eres tan especialmente irritante, o porque en algún momento de mi vida tuve la cabeza igual de desarmada que tú y tus infinitas trancas, con las cuales invades la vida de todos nosotros en la tierra. En serio. Puedo enumerar y clasificar todas las razones por las que ningún varón que se respete podría estar contigo. Obviamente, y siendo realista, que hayas sido infiel a alguien está fuera de eso. Comprendo la formalidad del abandono, y la desesperación. A todos nos ha atacado, aunque algunos hemos hecho frente con un poco de mayor dignidad.
Veo por tus redes que tú a tu vez lo amas, no es mucho de mi gusto, pero parecen ser muy mutuos. No he visto muchas crisis en tu relación, y creo que  parte de ello va por tu madurez y porque algunos años no pasan en balde. No creo que sea tu último intento de armar una vida, no eres, a mi parecer, de aquellas niñas que pueden resignarse a lo que tienen por mucho rato. Tal vez por eso cuando uno deja volar en el aire las palabras, y tu las manejas en un juego breve, uno se sorprende de la carta bajo la manga.
Pero algo no me cuadró en un momento.
En serio.
Yo he hablado de palabras y de miradas. 
Pero me confunde la reacción del contacto físico. El beso en la mejilla más breve del universo. El abrazo con una sensación de protección. En un momento te puse el brazo en el hombro y no pude mantenerlo. En otro momento, tu mano acarició mi cabeza, tu pie me pateo en son de broma el trasero. 

¿Quien es esta niña, o mujer, que fue hoy a San Pedro? ¿Quien es Valeria hoy?¿Quién es Arturo, en mí?
¿Cierro o no la puerta, como cuando nos vimos a solas y con suerte pude quedarme en silencio?
Acaso se han invertido los papeles.....


O es mi mente la que me ha jugado una mala pasada.



2009.-

domingo, 2 de octubre de 2011

muerde

No sé cómo, pero estamos aletargados. Mustios. Inservibles. Nuestros pulmones colapsan. Tus manos están adormecidas, y las mías descansan sobre mi vientre. Estamos a merced del frío y no sentimos el aire rozar nuestra piel. Te acaricio con temor.

Discutías conmigo sobre cualquier cosa, porque generalmente se te ocurre discutir conmigo todos los días, como quien añade una actividad a su rutina. Más ahora, que mi ex novio está lejos, y no me conformo con su ausencia, peleabas sobre el por qué de la luna. Y yo no quería oírte. 

Me imagino que no sabes lo difícil que es para mí saber que existes. Que te he mirado de reojo desde mucho antes, y que me perturba entender ahora, que estamos tan cerca, que tu mirabas mi vida también. Que aunque el mundo entero te haya tachado con tus maneras femeniles, me has mostrado al salvaje macho que divagaba por los bosques de tu inconsciencia. 

Y luego, de decirnos los odios, los dimes, las acusaciones, y diretes, me demostraste la fascinante materia de que está hecha una alfombra. Dios. Saltaron dos botones, mientras mordías un pezón que sobresalía de la blusa, con mi sostén descolocado. Ahogué mi grito, mientras una brisa caprichosa me había advertido que no costó mas de dos minutos para dejarme completamente sin prenda alguna. No me dejaste atrás, no quisiste anularme como adversario. Me demoré lo suficiente como para sentir incrementar tu virilidad y tu calor. "Te he buscado con los ojos, y ahora solo puedo morder". Me miraste y cerraste los ojos. Me deslicé lentamente hasta estar en cuclillas, destapé suavemente lo restante de tus secretos, y mis labios rozaron suavemente la longitud y grosor de tu resignación. Te arrodillaste a mi altura, y me acosté con un empujón de tus manos, sin preámbulos, sin medios tiempos, tuve que usar el aire que me quedaba para aguantar el primer contacto. Mordiste mis pezones uno y otro, mi hombro, lamiste mi cuello, volviste a morderme, adueñándote de mis pechos, mientras me aferraba a tus hombros, me abría a tu entrada, te envolvía, balanceaba mi cadera sin control, y sentía el calor irradiarse desde mi interior más húmedo, rozaba mis rodillas, hacía temblar mis tobillos, se iba hasta mis glúteos, en el mediano interior de éstos, pasaba por mi espalda, daba escalofríos a mi cuello, y mi boca volvía con ese calor, mientras mi garganta dejaba pasar trabajosamente el aire. Grité sin hacerlo, mientras sentía que tenía dentro de mí a un animal vivo que crecía cada vez más. 
Bruscamente, te separaste de mí, y volviste a penetrarme. Pero era mi espalda contra tu pecho, y mis oídos junto a tu boca, que tenía un calor idéntico al mío. Podía sentir como mis rodillas temblaban e irradiaban escalofríos. Las separé, y me abrazaste con fuerza por el vientre, mientras tu lengua tomaba mi sabor, mis manos desgarraban tus muslos, tus caderas adquirían vida propia. De cuando en vez te miraba el rostro, tus ojos muy cerrados, tu frente sudorosa, y tus mejillas fuertemente ruborizadas; tu boca estaba retorcida, y cuando nos besamos, no pude sino cerrar también mis ojos. Otro grito en silencio.
"Me odio por pensar en ti cuando debí haberte dejado en paz a tiempo". No eres culpable de mi vida, sólo te dejé entrar tras mi ocaso solitario. Sólo nos encontramos en sendas paralelas, mientras el sol bajaba, y la vida pasaba. "Me enferma saber que vives, y que debo verte todo el tiempo. Que debo mentir, porque ya había optado por otra manera de ver la vida, porque ya me conocían de otro modo. Me da esa rabia incontrolable de irme y dejarte botada aquí, sola, enojada conmigo, y yo contigo, por nada, simplemente porque no aguanto verte, mi curiosidad me está matando...".

Pensé en las veces en que por mirarte hacer tus cosas, o verte hablar con otros, mis ojos quedaban en suspenso, enternecida con tu vocación, con tu alegría, con tus ridículas amenazas diarias. Nunca me he atrevido abiertamente a decirte las cosas como debe ser, a tratarte como a un amigo más, a dejar de empaquetar mis sentimientos porque me quites el valor. En que miraba tus manos, suaves y virilmente firmes.  En que dejaba pasar la breve jornada en que nos encontrábamos. Odiaba esa cobardía, y me sorprende que tu hayas abierto el túnel hasta el espacio que era sólo para nosotros dos.

"¿Puedo dentro de ti?". Sí, no te preocupes. Me depositaste nuevamente bajo tuyo. Me permitiste abrazarte fuertemente. Y besarte como la loca que dejé despertar contigo. Nuestras lenguas danzaron en el universo íntimo de nuestras bocas, mis pechos rozaban tu pecho húmedo. Tus manos iban y venían por mis costados. Ya no aguantamos el grito que no nos queríamos dar. Apreté tus hombros, mientras por fin nos miramos, y, rendido, moriste dentro de mi.

Lloramos suavemente, mirándonos. Quise irme a un lado para que libremente pudieras retirarte, pero me volviste a enfrentar a tu pecho, y me besaste. Profundamente. "Eres demasiado mortal, y yo también, para aguantarnos otra vez.". Te acepto como eres, ya que nunca más, desde esto, la vida será igual. Ya probé tu sal.

Y ya morí contigo.

lunes, 30 de mayo de 2011

de qué estaré hecha?

me encantaría tener esas facultades.
no sentir envidia por cada persona que conozco. por poseer algo que la gente comente de mí.
aunque sea a regañadientes.
aunque se componga de un click en alguna aplicación.
no sentir que debo ser tonta a cada momento para poder sentirme viva.
no tener que sonreir cuando estoy a punto de garabatear.
no tener que luchar contra cada buena onda, para que no se transforme en una atracción inútil.
no tener que ser de piedra simplemente porque ya soy grande.
no tener que arreglarme tanto porque no atraigo ni a electrones.
no tener que seleccionar MUY bien la ropa, para darme cuenta que todo el resto ni siquiera mira lo que se pone, y le queda bien igual.
no tener que aceptar que me mire el primero que se le ocurre (y que justo TIENE que ser del bajo vulgo) para sentirme homo sapiens.
no tener que ostentar logros de cacería solo porque nadie es capaz de aguantarme mas de cinco meses.
no tener que desear en silencio, porque con nadie he podido hablar seriamente de estas cosas.
no poder buscar un poco de sosiego, sin perder el respeto.
 no poder caminar sin medir mis pasos.
no poder hablar sin tener que dudar, que analizar, que meditar, que respetar, que recordar, que aprender, que omitir.
no poder salir  marchar a la calle porque me echen del trabajo.
no poder pegar en la ventana de mi casa una pancarta, sin sentir que a nadie le hago un favor.
no poder evitar el desarme de mis propios sueños, de mis virtudes.
no poder evitar el desastre.
no poder conseguir una respuesta seria.
no poder sentirme a gusto con lo que vivo.
no poder escapar a mis rutinas.

no poder, no sentir, no tener...

y simplemente por eso, NO VIVIR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

lunes, 21 de marzo de 2011

Peso.-

Me pesa tener que desearte
me pesa esta grasa rebelde
me pesa el tiempo que sigo perdiendo pensando en una realidad en un universo paralelo, lejos de mí
me pesa el momento en que me di cuenta de lo que podía anhelar, pero nunca poseer
me pesa la cabeza cuando debo pensar en el mundo real, y dejar la esquizofrenia
me pesa el pasado, el presente me aburre, y el futuro no lo conozco
me pesa el peso de estos días sin destino, de estos proyectos sin escritura, y de los malos hábitos
me pesa callar y no mentir
me pesa mentir cuando la verdad no es tan fea como parece
me pesa sentir el hielo cuando me acerco a tus volcanes
me pesa poder animalizarme hasta el punto en que el propio peso es una circunstancia y no una causa.-

martes, 11 de enero de 2011

la verdad/las cosas/tu/la vida/causas

te dejarás vencer por tus emociones, y te llevarás a tí mismo lejos del verdadero mundo
para semejarte a los que te aplaudieron una vez, y te mostraron que eran tus súbditos
los mismos que para tratarte mejor, te escondieron la verdad
la que te deja vacíos y penas
esa
la verdad
la que te hace bajar al punto de partida
la verdad


Y

Les contarás de nuevo tus historias
para que miren su vida
y te imiten de nuevo
porque sin tí no habrá retorno
y se tendrán que vestir de persona

y nadie te hará sentir culpable
solo
y solamente
esa
tiene el poder

la verdad
y su puta madre

y todos los destellos y bellezas de la mentira
huirán al toque de los clarines
y llorarás
y ya no serás el líder

de tus montañas no bajarán las nieves hacia los ríos
sólo volverán tus lágrimas

porque te alimentarás de la verdad
y ésta entrará a tu garganta , con o sin heridas

y podrás dejar de llorar, porque después de ella, la nada es el comienzo de mucha más verdad

pelearás contra nuevos poderosos
y la verdad estará aguardando el momento en que vuelvas a enceguecerte
para experimentar en ti sus alcances

porque la verdad te ama
y se amolda a tus esquemas, por eso es que tu mismo no cabrías si deseas entrar y taparte los oídos

y de las graves y secas cenizas aflorarán los nuevos caminos
se reorganizarán las consignas
se volverá humilde el gran emperador
se desmaquillará la gran meretriz

y

solo así

con verdad

las cosas

dejarán de ser amorfas

porque serán verdad, como tú
un verdadero ser en un mundo holográfico

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Indeseables

Y me apoyo en tus vahídos
me hago sutil
para que te repongas del impacto

o por lo menos
dejes de sorprenderte, y des un nuevo paso

y me inspire la vida y no solo el hecho de tener tú una vida
y dejar de odiar haberte amado
como deseado y tormentoso querer
es así
los pies que se mueven
los sonidos navegan tristes en los ecos de los días que ya son parte de un anecdotario


un sable en mis interiores
con reverberaciones a los túneles de mis conciencias
y lo mágico se vuelve gris
y los ríos se agolpan enérgicos

las estampidas y los grandes soles
solo pensamos en el cielo
y tu con tu ojo diestro en mi
y el siniestro en los dias prístinos

si no es el arrobado manantial el que te sedujo
y no mis palabras lasque comparabas con la belleza de la muerte
y me indujo al sentido
la sensibilidad que escondía grandes mentiras
todas llenas de pasado

y soy viuda

y nada es lo mismo sin ti.-

jueves, 2 de diciembre de 2010

De acuerdo

Yaaaaa, ya!
hola?
cómo?
quien es usted?
lo conozco?
lo he visto antes?
o me está confundiendo?

... es que resulta que quizá conozca alguien con su misma piel, sus mismos ojos grandes y morenos... su misma tersura al hablar, su voz no tan desafinada, su guitarra errante y parsimoniosa.... el andar espabilado y bailarin de sus suelas, no tan gigantes, discretas amigas del dolor... sus mismo brazos compactos, su misma risa, sus bromas pesadas, el incansable ejercicio de su vocación, su misma amargura por otros pechos fríos y sin vergüenza, por otros labios sin besos, por otras manos que se volvieron armas mortales dentro de este caleidoscopio que es vivir, y lo tengo muy claro... ¡usted tiene tanto en común!

¿Me cuenta que sabe dónde usted acciona mis energías?
se pareeeeeeeeeece, haaaaarto... el me hacía vibrar como un arco frota las cuerdas de un cello... me tomaba, me lanzaba, me hacía descender, entrar, salir, recibir, abrazar, montar, morder, lamer, silbar, gritar, tiritar, llorar, sonreir, reír hasta la muerte....¿será usted igual?...

¿Dice que sabe las cosas que me cansan?
No sé... en serio, creo que está confundido... de verdad usted se le parece... tiene el mismo indomable pelo, las heridas del pecho, el lunar nómada de la mejilla...como usted, no usa lentes, tiene una vista especial, no le deja ver de noche, tal como a usted... no ve el 25 sino el 78, como a usted le sucede.... no le gustan como a mí sí los gatos, que odia correr, que ama caminar, que viviría del mar como yo de las montañas y el pasto....

¡Qué raro! de verdad usted mismo no me suena.....no me suena su imperiosa necesidad de un saludo fatigado... a lo lejos, quizá me parezco a la mujer que me dice que quizá soy... la que usted dice que sembró en su propio corazón el hielo sibérico de la desigualdad... la que se fomentó la desidia, la desesperanza, que según usted, se inició el día en que nos dejamos de recomponer en la materia, la energía, el tiempo y el espacio...

pero desgraciadamente, yo a usted no lo conozco de nada ni por nada... porque creo que conocí a otra persona, muy similar a usted... pero en algo se diferencian, y esa diferencia es vital...

...porque a quien conocí, era capaz de decirme la verdad sobre sí mismo....

...Y usted me está mintiendo desde mucho antes de volvernos a ver.-